Marostica
Situada
al pie de las colinas, a media hora de coche de Vicenza y a unos cuantos
minutos de Bassano del Grappa, Marostica está rodeada por las antiguas
murallas de sus castillos, como si así se quisiera simbolizar su
elegancia discreta. Elegancia que tiene su momento culminante en el
Juego de Ajedrez viviente famoso en todo el mundo.
Cada septiembre de los años impares se juega en esta plaza una partida de ajedrez viviente, con las personas vestidas con trajes de época. La partida tiene lugar el viernes, sábado y domingo.
La
historia de esta partida de ajedrez se remonta a 1454 cuando Marostica
formaba parte de la República de Venecia.
Dos nobles, Rinaldo D'Angarano y Vieri da Vallonara, se enamoraron de la
hermosa Leonor, hija de Taddeo Parisio, el señor del castillo de
Marostica. Como se solía hacer en aquellos tiempos, los dos
pretendientes se desafiaron en un duelo para conquistar la mano de
Leonor.
El
Señor del castillo, que no deseba hacerse enemigo de nadie ni perder a
ninguno de estos jóvenes, prohibió el duelo tal como dictaba la ley de
Venecia.
Así pues decidió que los dos rivales jugarían una partida de ajedrez y
Leonor se casaría con quien se alzara con la victoria. Además, el padre
decidió que de cualquier forma el perdedor entraría a hacer parte de la
familia casándose con Oldrada, la hermana más pequeña.
La
partida se celebró en la plaza del Castillo inferior, con figuras
vivientes que llevaban los estandartes de los Blancos y los Negros. Se
jugó estando presentes el Señor del lugar, su hija, los Señores de
Angarano y de Vallonara, la corte y toda la población.
El Señor decidió también que se rendiría homenaje al desafío con una
exhibición de hombres en armas, con fuegos artificiales, danzas y
música.
Así que los hombres armados entraron en el campo de juego: arqueros y alabarderos, soldados a pie y caballeros. Tras ellos desfilaba el Señor y su corte con una ansiosa Leonor, pues estaba enamorada en secreto de uno de los rivales. Les acompañaban también la fiel nodriza de Leonor, nobles y otras damas, el heraldo, el maestro de armas, los halconeros, pajes, doncellas, los portadores de estandartes, músicos, granjeros y sus esposas, Los Blancos y los Negros con reyes y reinas, torres y caballeros, alfiles y peones y los dos rivales, que decidían los movimientos.
Al
alzarse con la victoria, empezaron los fuegos artificiales y la música,
como había prometido el Señor.
Y tal como Leonor había informado en secreto al pueblo en el caso de que
el vencedor fuera la persona que ella amaba, se iluminó el Castillo
inferior con luces blancas para que todo el mundo disfrutara y
compartiera su dicha.
Este
evento se replica como la primera vez, en un marco de trajes suntuosos,
banderas multicolores, desfiles de tropas, todo ello envuelto en una
sublime elegancia.
Un toque de cortesía impregna todo, inspira también toda la representación
de esta antigua historia que aunque surge de la oscuridad de aquellos
tiempos remotos, sigue viviendo como un milagro de fantasía.
Las órdenes a los protagonistas y al reparto se siguen dando en el
dialecto de la "Serenissima Repubblica di Venezia".
|